Un producto dermatológico y dermocosmético es único para cada persona porque la piel varía en tipo, sensibilidad, necesidades y condiciones específicas. Factores como la edad, el clima, el estilo de vida y posibles afecciones cutáneas influyen en cómo reacciona la piel a cada fórmula. Por eso, un producto eficaz para una persona puede no serlo para otra.